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martes, 17 de junio de 2008

:: LOS CELOS ::

Hace años que esta maldición hizo mella en mí y desde entonces he tratado de racionalizarlo, de pensar en ello. Me considero una persona muy estable en varios ámbitos de la vida, segura de sus decisiones y con una gran fuente de personalidad. Aún no comprendo como esta terrible fuerza va más allá de la razón, llevándonos a la muerte, a la locura o al menos, a la infelicidad.

Los celos son completamente irracionales y no entienden de clases, estatus económicos, profesiones o culturas. Pensad por un momento que un amigo os cuenta que su mujer podría serle infiel. Tu les conoces bien y sabes de lo improbable de esa situación (aunque es cierto que no se puede poner la mano en el fuego por nadie), así que lo razonas, se lo expones a tu amigo y le aseguras que todo es infundado, que no es mas que inseguridad por su parte, que su mujer no es de las que haría algo así. Es mas, imagina que tu amigo previamente fue infiel, su mujer se ha enterado y teme una venganza por despecho, entonces hasta podrías hacerle ver, con toda lógica, que él se ha portado mal y que incluso lo merece, por lo que si ocurriera no tendría derecho a quejarse, y si realmente la quiere, debería aceptarlo y perdonarla. Todo esto está muy bien, es muy lógico y racional, pero tu amigo nunca lo aceptará. Te dirá que sí, porque no puede debatir unos argumentos que sabe que son totalmente lógicos, pero no lo aceptará porque los celos no piensan. Una persona celosa envenenada por este virus mantendrá un eterno debate interior en el que, como en un juicio, se plantearán acusaciones, defensas, pruebas circunstanciales, sospechas, dudas mas o menos razonables. Este juicio no acabará nunca porque el abogado de la acusación y de la defensa son igual de buenos, ambos son tú mismo, y el juez también lo es.
En esta vida (y más para un celoso) todo se puede ver desde varias perspectivas. Por ejemplo: Acabas de confesarle a tu mujer que hace unos meses fuiste a un club de alterne, un mal día en el que estabas enfadada con ella. Fue algo tonto e irrelevante que ni siquiera disfrutaste y que te hizo sentirte muy mal contigo mismo los siguientes meses. Tu mujer te arma un pollo monumental, pasais la noche en vela, te amenaza con que se acostará con el primero que le de la oportunidad, que os vais a separar, que eres un cabrón y que le has decepcionado.... La leche!!
A la mañana siguiente te dice que te perdonará pero que no lo olvidará y que quiere que hagáis el amor.... YA ESTA EL JUICIO EN MARCHA: El defensor dirá “mira que buena es, después de lo que le has hecho y te perdona. Sin duda alguna se da cuenta de que no te ha hecho mucho caso últimamente, que no ha sido cariñosa y por eso tu cometiste ese error. Se siente culpable. Es una mujer maravillosa y quiere que le hagas el amor para superar lo que ha pasado”. La acusación alegará: “Que sospechoso que después de las amenazas de ayer hoy quiera hacer el amor, sin duda le remuerde la conciencia, seguro que ella me ha sido infiel anteriormente, quizá durante el noviazgo, o ya de casados, o a lo mejor me mintió cuando al empezar a salir me confesó que era virgen... y se siente mal por ello. Ayer reaccionó a la defensiva pero en el fondo de su conciencia sabe que es tanto o más culpable que yo, por eso ahora me perdona tan rápidamente”. Ambas percepciones son igual de razonables desde un punto de vista lógico, ambas podrían ser verdad por lo que, al pesar lo mismo, las dos quedarán dando vueltas alrededor de tu cabeza sin que ninguna de ellas caiga. Estos son los celos paranoicos, donde no hay una realidad pero todo puede ser sospechoso: ¿por qué sale a esta hora? ¿por qué se viste así? ¿por qué tiene estos teléfonos en la agenda?

Por otra parte, debo apuntar también el tipo de celos que pueden padecer los hombres, la raíz del por qué se crean (sin ánimo de discriminación ninguno y desde el respeto). Creo que, a los hombres muchas veces no es el hecho de que su mujer esté con otro en sí, sino del desvalor que ello conlleva, de humillación. La gran mayoría de hombres (es un apunte a modo general) si se imagina a su mujer acostándose con un hombre puede volverse loco y sin embargo, si la imagina con otra mujer en la cama puede llegar a sentir incluso morbo. Quizá no le importaría tanto que tuviera una amante, pero no un amante. Por tanto los celos no tienen nada que ver con que tu mujer pueda querer a otra persona, disfrute del sexo con otro o simplemente tengas que compartir su corazón con otro ser humano. En este caso, tienen que ver con el instinto varonil que te impulsa a ser el mejor, el macho alfa, el semental de la tribu y no podéis permitir que otro macho invada el territorio e insemine a vuestra hembra. Ante esto, de nada sirve miles de años de civilización, años de educación y estudio, salta la bestia que lleváis dentro y ante eso no hay nada que hacer, podrán reprimirla de nuevo pero no evitan que siga viva. Otra de las cosas que puede reforzar esta teoría es la comparación. Si uno hubiera sido un ligón, se hubiera acostado con muchas mujeres o siguiera haciéndolo, creo que no se sentiría tan humillado en caso de una infidelidad de su mujer, porque por decirlo de alguna manera ya se habría cobrado el precio por adelantado: “ella lo ha hecho pero yo lo he hecho antes y puedo seguir haciéndolo”. Pero si nunca te has comido una rosca, si la única mujer con la que has estado es tu mujer, su infidelidad es demoledora para tu ya maltrecha autoestima: “ella lo ha hecho cuando ha querido”. Creo que una mujer que esté medianamente bien lo tiene mucho más fácil para ligar que un hombre. Si una mujer le va a un amigo contándole que su marido le ha sido infiel y que por ello quiere acostarse con él, lo más probable es que éste acepte. Sin embargo, si un hombre llama a la puerta de casa de una amiga para pedirle que se acuesten juntos, ella le mandaría al psicólogo,... o a la mierda.

Otro curiosismo de la naturaleza (dice ser más sabia que el humano) se vive en el mundo de las sepias. Sí, sí, este tipo de calamar que seguro alguna vez habrás probado. Cuando fecundan a una hembra, introducen en su interior un saquito de semen. Si esa hembra es posteriormente fecundada por otro macho, éste antes de nada lo primero que hace es quitarle el saquito que dejó el anterior macho. Curioso, ¿verdad?

En definitiva, siempre pensarás y te torturarás con la idea de que ese rival es mejor que tú, que tú eres una mierda y no vales nada y que tu mujer le desea más a él. Pero TODO está relacionado contigo y tu autoestima. Una personalidad débil, instintos primitivos y dudas (la mayor parte de las veces infundadas) hasta insultos hacia tu pareja a la que terminas tratando como a una puta aunque no lo merezca y culpabilizándola de algo que tan sólo sospechas o temes que podría llegar a pasar, todo ello es lo que le caracteriza a un enfermo de celos.

Mareos, falta de apetito, constante mal humor, tensión interior, malestar general, nervios, ausencia de sueño...

¿Merece la pena pasar por esto cuando quizá tu mujer sólo tenga ojos para ti?

Pues después de todos estos razonamientos, tengo que reconocer que he seguido perdiendo el control y no he podido evitar sentir unos celos terribles que me han llevado a presionar a mi pareja con preguntas estúpidas que hacían que terminásemos cabreados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

QUE PELIGRO TIENES CUANDO TE ABURRES!! POR CIERTO ESTE VA DE CELOS O DE INFIDELIDADES??? LA PREGUNTA SERIA: PERDONARIAS UNA INFIDELIDAD??YO YA TE DIGO Q NO JEJEJEJ!!! Y COMO QUEDEN MUCHOS MAS YA EMPIEZO A DESVARIAR

Anónimo dijo...

Tienes toda la rázon , no tiene nada que ver, la infidelidad de un hombre a una mujer que al revés,la tías lo miramos desde el punto de vista sentimental y pos supuesto que tiene mucho que ver con el autoestima!!!oye y sepia lo serás tu eh?jijiji tía metete a periodista!!jejeej